Las algas marinas constituyen una de las mayores fuentes de los recursos biológicos de la tierra. Poseen características únicas a distintos niveles de organización estructural y funcional: vías metabólicas, sistemas reproductivos y mecanismos sensoriales y de defensa, lo cual los hacen ser un recurso de alto interés para la ciencia aplicada (Fundación Chile, 2018).
Entre los principales bioproductos identificados en algas y los más reconocidos se encuentran los hidrocoloides como carragenina, agar y alginatos, colágeno y gelatinas, aceites ricos en Omega 3, polisacáridos sulfatados como los fucanos, pigmentos y antioxidantes, como fucoxantina y florotaninos, respectivamente (Vásquez et al., 2012; Fundación Chile, 2018).
Por otro lado, aparte de sus componentes nutritivos, las algas contienen compuestos bioactivos de alta capacidad antioxidante, como carotenoides y polifenoles que ejercen una acción beneficiosa sobre algunos procesos fisiológicos y/o reducen el riesgo de padecer una enfermedad (Vásquez et al., 2012; Fundación Chile, 2018).
En cuanto a los bioproductos, se han investigado los pigmentos naturales de las algas encontrando actividad antioxidante, anticancerígena, antiinflamatoria (basado principalmente sobre la modulación de función de macrófagos), entre otras (Quintral et al., 2012).
Dentro de los pigmentos naturales de algas se destaca la fucoxantina, carotenoide que incluye un enlace alénico y 5,6- monoepoxido en su molécula y que se encuentra disponible en diferentes tipos de algas pardas.